Abriendo el melón

- Mamá, ¿porqué grita la luna?, ¿es que acaso está asustada?- Preguntó con su inocencia a flor de piel y su alma abierta al mundo. Con esa mirada que sólo se tiene en la infancia de pura curiosidad, sin límites ni contaminada por las miradas ajenas llenas de sucia adultez. - ¿Gritando?... ¿ tú crees?... ummm, yo la veo como siempre- Me quedé por un momento pensativa, y de nuevo prosiguió contrariada. - No mamá. ¿Es que no la ves?... ¡Ya lo sé! está aburrida y por eso grita, está esperando que vaya alguien a jugar con ella y llama a voces para que alguien la escuche... Vamos mamá, tenemos que hacer algo, ¡tenemos que ayudarla!- Sin saber cómo, Paulita estaba decidida a ayudar a la luna. La pequeña no veía ningún obstáculo que le impidiera lograr su propósito. Con paso firme se dirigió a la casa mientras yo seguía sus pasos con la torpeza de la madurez, y la mirada ignorante de la sabiduría que no es capaz de comprender. Con gran contundencia y mirada serena me pidió que le ayudase

Los días se difuminan en mi vida como tu rostro en mi corazón.                                                                                                                            Inés García Écija

Imaginaos por un momento un mundo sin guerras ni armas, sin odio ni venganza. Un mundo estable y armonioso, lleno de vegetación, de animales todo en equilibrio, todo en su justa medida. Imaginaos ese mundo y ahora abrid los ojos, y decidme...¿Qué sobra?                                                                                               Inés García Écija

La sencillez como modelo de vida es el camino directo a la felicidad.                                                 Inés García Écija

Puertas cerradas y encadenadas entre nieblas de insomnio eterno que despiertan la noche y su lamento  que cobijan los latidos de frío seco entre mil hijos del silencio eterno . Noche de sueños apagados  que desatan las miradas  entre suspiros y secretos, del hombre que yace vivo del hombre que nace muerto.                     Inés García Écija

Cuando las buenas noches se convierte en una excusa para poder oirte una última vez antes de dormir...                                                                                             Inés García Écija

Y de repente vienen pinceladas de recuerdos olvidados, matices perdidos que el tiempo se encarga de pulir, y se disipan y olvidan vagando en la memoria ausente, en el recuerdo latente, aletargados, esperando despertar para volver a tener un nuevo segundo de vida, una nueva esperanza de libertad dormida. Hoy te doy las gracias, amiga, por despertar un recuerdo que yacía prisionero. Hoy amigo cautivo, hoy te libero.                                      Inés García Écija

Me alivia saber que seré verso entre tus labios, el día que mi vida se apague en un poema.                                                       Inés García Écija

Cómeme Bébeme Deséame Y cuando reboses de mí Cuando tú seas casi yo Vuélame Suspírame Llórame Pero siempre, siempre suéñame.                                      Inés García Écija

Desde pequeña los veo flotando ligeros, sumamente delicados. Nadie me ha creído nunca así que decidí coleccionarlos. Todas las noches mientras me ilumina el brillo astral, me dirijo al claro del bosque, y bajo la atenta mirada de la curiosa luna, con mucho cuidado los rescato. A veces incluso al posarlos en mi mano los noto temblar asustados. Desde los 10 años, año tras año, día tras día, me sumo en dicha tarea, rescatar los sueños rotos de las personas, que se escapan entre los suspiros de sus labios, y que dañados surcan los aires buscando cobijo.                                             Inés García Écija