Madre

Son tus ojos, opaco duelo desgastado.
Es tu rostro, belleza quebrada y llanto.
Son tus manos, rotas de esfuerzo.
Es tu silencio, grito de ausencia lleno.
Lágrimas secas de sal y desierto
se retuercen y estremecen
En la aridez de tus senos.
                                                     Inés García Écija

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