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Mostrando las entradas etiquetadas como Relato adulto

Mis lágrimas

 Y se cuelgan de mi almas mis lágrimas, que no la quieren soltar. Mis lágrimas no resvalan, son rudas, duras puntiagudas. Mis lágrimas no son como las demás. Pesan como mil años. Sangran, hieren con ferocidad.  Mis lágrimas no me quieren dejar. Y grito de rabia, de dolor, de ira, Y grito al mundo mi fragilidad . Pero no lloro, no me dejan llorar.  Tengo lágrimas afiladas, en la orilla de mi soledad. Inés García Écija

Mis lágrimas

 Y se cuelgan de mi almas mis lágrimas, que no la quieren soltar. Mis lágrimas no resvalan, son rudas, duras puntiagudas. Mis lágrimas no son como las demás. Pesan como mil años. Sangran, hieren con ferocidad.  Mis lágrimas no me quieren dejar. Y grito de rabia, de dolor, de ira, Y grito al mundo mi fragilidad . Pero no lloro, no me dejan llorar.  Tengo lágrimas afiladas, en la orilla de mi soledad. Inés García Écija

Para Yadira

 Cuenta la leyenda que la luna, cansada de vagar solitaria iluminando la tierra, mandó su luz en forma de estrella errante a la tierra, perdiendo a su vez su brillo, con la esperanza de que esa luz, transformada en ser humano, pudiese al fin ser libre para descubrir, sorprenderse y conocer el amor que tantos suspiros le susurraban al oído y nunca pudo comprender. Esa estrella errante una noche se coló tímidamente por mi ventana, mostrándose como un ser único de pelo infinito dorado y celestes y profundos ojos de pura bondad, nos miró y nos dijo, mi nombre es Yadira, me manda mi madre Luna para descubrir con piel humana vuestros secretos. Y Yadira viajó, conoció y nos iluminó cada noche oscura regando de felicidad y serenidad nuestras vidas. Hasta que un día inesperado, aquella luz que un día brilló en mi casa tímidamente, partió en forma de luna llena, llena de amor, llena de experiencias, y llena de fuerza y emoción y volvió a su luna, a su hogar, para de nuevo alumbrar la tierra ...

Para Yadira

 Cuenta la leyenda que la luna, cansada de vagar solitaria iluminando la tierra, mandó su luz en forma de estrella errante a la tierra, perdiendo a su vez su brillo, con la esperanza de que esa luz, transformada en ser humano, pudiese al fin ser libre para descubrir, sorprenderse y conocer el amor que tantos suspiros le susurraban al oído y nunca pudo comprender. Esa estrella errante una noche se coló tímidamente por mi ventana, mostrándose como un ser único de pelo infinito dorado y celestes y profundos ojos de pura bondad, nos miró y nos dijo, mi nombre es Yadira, me manda mi madre Luna para descubrir con piel humana vuestros secretos. Y Yadira viajó, conoció y nos iluminó cada noche oscura regando de felicidad y serenidad nuestras vidas. Hasta que un día inesperado, aquella luz que un día brilló en mi casa tímidamente, partió en forma de luna llena, llena de amor, llena de experiencias, y llena de fuerza y emoción y volvió a su luna, a su hogar, para de nuevo alumbrar la tierra ...
 He guardado en mi bolsillo un puñado de horas lentas, arena de sal marina y un murmullo de luna llena. He guardado en mi bolsillo aquel beso de la infancia, tus pupilas enamoradas y un botón de esperanza. Guardo horas, guardo vida, para que cuando nos hagan falta En un momento de angustia porque la mar sea brava Saquemos del bolsillo nuestro desierto de calma. Inés García Écija                                                            
 He guardado en mi bolsillo un puñado de horas lentas, arena de sal marina y un murmullo de luna llena. He guardado en mi bolsillo aquel beso de la infancia, tus pupilas enamoradas y un botón de esperanza. Guardo horas, guardo vida, para que cuando nos hagan falta En un momento de angustia porque la mar sea brava Saquemos del bolsillo nuestro desierto de calma. Inés García Écija                                                            
 Gravedad cero.  Ayer me di un baño. Noté como poco a poco el agua mecia lentamente mi cuerpo, abrazandolo en un baile de silencio, zambulléndome en mis sentidos, volando ligera, etérea. Libre por un instante, como si nada doliera, como si nada importará por un momento, sólo la lejanía y yo y el pulso que me devolvía a la realidad. Y empezó a drenar el agua en el sumidero de la bañera, y mi memoria se remontó de pronto a aquellas noches. Sentir poco a poco como la gravedad vuelve, y te hace bajar de las nubes, te devuelve pesada a la rigidez de la realidad, tratando de oxigenar tus pulmones, que se intentan adaptar al cambio con dificultad, sintiendo presión y asfixia por unos segundos, que se hacen eternos. Ayer me di un baño que realmente necesitaba, ojalá la sensación de gravedad cero se mantuviera por siempre. Inés García Écija
 Gravedad cero.  Ayer me di un baño. Noté como poco a poco el agua mecia lentamente mi cuerpo, abrazandolo en un baile de silencio, zambulléndome en mis sentidos, volando ligera, etérea. Libre por un instante, como si nada doliera, como si nada importará por un momento, sólo la lejanía y yo y el pulso que me devolvía a la realidad. Y empezó a drenar el agua en el sumidero de la bañera, y mi memoria se remontó de pronto a aquellas noches. Sentir poco a poco como la gravedad vuelve, y te hace bajar de las nubes, te devuelve pesada a la rigidez de la realidad, tratando de oxigenar tus pulmones, que se intentan adaptar al cambio con dificultad, sintiendo presión y asfixia por unos segundos, que se hacen eternos. Ayer me di un baño que realmente necesitaba, ojalá la sensación de gravedad cero se mantuviera por siempre. Inés García Écija

EL CREADOR DE SUEÑOS

                                             De camino al trabajo todo son rostros grises y miradas vacías. Las calles mojadas por las constantes lluvias otoñales provocan una especial irritabilidad en los viandantes, que malhumorados como el tiempo, caminan a marchas forzadas entre salpicaduras y malos modos. La mayoría de las personas no se distinguen unas de otras, produciendo una sensación de masa aletargada y decadente que es arrastrada sin fuerza, dejándose llevar por la inercia del paso del tiempo. Quizá, y sin saberlo, yo misma soy arrastrada, mezclándome como una más entre ellos, dejándome llevar como autómata sin voluntad, pero prefiero creerme diferente a pesar de que seguir ese rastro de cadenas sea lo más sencillo a veces. Como de costumbre me dirigía hacia la pequeña cafetería que estaba situada frente a una pequeña plaza a mitad de camino entre m...

EL CREADOR DE SUEÑOS

                                             De camino al trabajo todo son rostros grises y miradas vacías. Las calles mojadas por las constantes lluvias otoñales provocan una especial irritabilidad en los viandantes, que malhumorados como el tiempo, caminan a marchas forzadas entre salpicaduras y malos modos. La mayoría de las personas no se distinguen unas de otras, produciendo una sensación de masa aletargada y decadente que es arrastrada sin fuerza, dejándose llevar por la inercia del paso del tiempo. Quizá, y sin saberlo, yo misma soy arrastrada, mezclándome como una más entre ellos, dejándome llevar como autómata sin voluntad, pero prefiero creerme diferente a pesar de que seguir ese rastro de cadenas sea lo más sencillo a veces. Como de costumbre me dirigía hacia la pequeña cafetería que estaba situada frente a una pequeña plaza a mitad de camino entre m...

El corazón de Noa

Es fácil para cualquier niño, mostrar sus sensaciones y sentimientos, ante cualquier tipo de situaciones, incluso en las etapas más inmaduras de su desarrollo. Por ejemplo, ahora mismo, en la esquina de la calle Tronsweels, junto a la panadería de las hermanas Marsons, una madre con un precioso bebe que descansa plácidamente en su carrito ajeno al resto del mundo, espera mientras mira su reloj cada vez con mayor frecuencia. En ese mismo instante, pasa la señora Gendrow, como cada día, en busca de su baguette recien horneada que ya le está esperando, bien empaquetada, en lo alto del mostrador de la panadería. La señora Gendrow, es conocida en el barrio como la señora Engendro, dadas sus peculiaridades físicas. Pues bien, como iba contando, cuando la señora Engen…, perdón, Gendrow se acerca suavemente al bebe, el cual estaba observando en ese preciso momento como una mariposa revoloteaba alrededor de las hermosas petunias que adornaban la acera delante de la panadería. Y al ver có...

El corazón de Noa

Es fácil para cualquier niño, mostrar sus sensaciones y sentimientos, ante cualquier tipo de situaciones, incluso en las etapas más inmaduras de su desarrollo. Por ejemplo, ahora mismo, en la esquina de la calle Tronsweels, junto a la panadería de las hermanas Marsons, una madre con un precioso bebe que descansa plácidamente en su carrito ajeno al resto del mundo, espera mientras mira su reloj cada vez con mayor frecuencia. En ese mismo instante, pasa la señora Gendrow, como cada día, en busca de su baguette recien horneada que ya le está esperando, bien empaquetada, en lo alto del mostrador de la panadería. La señora Gendrow, es conocida en el barrio como la señora Engendro, dadas sus peculiaridades físicas. Pues bien, como iba contando, cuando la señora Engen…, perdón, Gendrow se acerca suavemente al bebe, el cual estaba observando en ese preciso momento como una mariposa revoloteaba alrededor de las hermosas petunias que adornaban la acera delante de la panadería. Y al ver có...