Gravedad cero.
Ayer me di un baño. Noté como poco a poco el agua mecia lentamente mi cuerpo, abrazandolo en un baile de silencio, zambulléndome en mis sentidos, volando ligera, etérea. Libre por un instante, como si nada doliera, como si nada importará por un momento, sólo la lejanía y yo y el pulso que me devolvía a la realidad.
Y empezó a drenar el agua en el sumidero de la bañera, y mi memoria se remontó de pronto a aquellas noches. Sentir poco a poco como la gravedad vuelve, y te hace bajar de las nubes, te devuelve pesada a la rigidez de la realidad, tratando de oxigenar tus pulmones, que se intentan adaptar al cambio con dificultad, sintiendo presión y asfixia por unos segundos, que se hacen eternos.
Ayer me di un baño que realmente necesitaba, ojalá la sensación de gravedad cero se mantuviera por siempre.
Inés García Écija
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