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Mostrando las entradas etiquetadas como Relato Infantil

Para Yadira

 Cuenta la leyenda que la luna, cansada de vagar solitaria iluminando la tierra, mandó su luz en forma de estrella errante a la tierra, perdiendo a su vez su brillo, con la esperanza de que esa luz, transformada en ser humano, pudiese al fin ser libre para descubrir, sorprenderse y conocer el amor que tantos suspiros le susurraban al oído y nunca pudo comprender. Esa estrella errante una noche se coló tímidamente por mi ventana, mostrándose como un ser único de pelo infinito dorado y celestes y profundos ojos de pura bondad, nos miró y nos dijo, mi nombre es Yadira, me manda mi madre Luna para descubrir con piel humana vuestros secretos. Y Yadira viajó, conoció y nos iluminó cada noche oscura regando de felicidad y serenidad nuestras vidas. Hasta que un día inesperado, aquella luz que un día brilló en mi casa tímidamente, partió en forma de luna llena, llena de amor, llena de experiencias, y llena de fuerza y emoción y volvió a su luna, a su hogar, para de nuevo alumbrar la tierra ...

Para Yadira

 Cuenta la leyenda que la luna, cansada de vagar solitaria iluminando la tierra, mandó su luz en forma de estrella errante a la tierra, perdiendo a su vez su brillo, con la esperanza de que esa luz, transformada en ser humano, pudiese al fin ser libre para descubrir, sorprenderse y conocer el amor que tantos suspiros le susurraban al oído y nunca pudo comprender. Esa estrella errante una noche se coló tímidamente por mi ventana, mostrándose como un ser único de pelo infinito dorado y celestes y profundos ojos de pura bondad, nos miró y nos dijo, mi nombre es Yadira, me manda mi madre Luna para descubrir con piel humana vuestros secretos. Y Yadira viajó, conoció y nos iluminó cada noche oscura regando de felicidad y serenidad nuestras vidas. Hasta que un día inesperado, aquella luz que un día brilló en mi casa tímidamente, partió en forma de luna llena, llena de amor, llena de experiencias, y llena de fuerza y emoción y volvió a su luna, a su hogar, para de nuevo alumbrar la tierra ...

Conversaciones con mi hija Carla(7 años y medio)

Te voy a explicar, mi querida Carla, que ser distinto y original es maravilloso aunque tus compañeros se burlen de ti. Imaginate una hermosa oveja lanuda blanca -está bien, mamá- Imagina sus preciosos ojitos, su suave y esponjosa melena... la tienes? -Sí,  es muy bonita- Está bien, observala muy bien, y fijate en todos sus detalles. Ahora vamos a ponerle nombre, ¿cómo quieres que se llame?-Emmm... Oliva!- Jajajaja ! Me encanta su nombre, muy bien! . Ahora vomos a colocar a la oveja Oliva, con el resto de sus compañeras, en su rebaño. Quiero que observes despacio, ¿Puedes diferenciar a Oliva del resto de sus compañeras?- Pues... No, son todas iguales. Muy bien!, Ahora te voy a presentar a una nueva oveja, ésta tampoco tiene nombre, es igual de lanuda que Oliva pero de color negro, ¿te la puedes imaginar?-Sí! La estoy acariciando, mamá.  Genial!, eres muy buena creando imágenes en tu cabecita, Carla! Ahora fijate muy bien en ella, al igual que hiciste con oliva, y...

Conversaciones con mi hija Carla(7 años y medio)

Te voy a explicar, mi querida Carla, que ser distinto y original es maravilloso aunque tus compañeros se burlen de ti. Imaginate una hermosa oveja lanuda blanca -está bien, mamá- Imagina sus preciosos ojitos, su suave y esponjosa melena... la tienes? -Sí,  es muy bonita- Está bien, observala muy bien, y fijate en todos sus detalles. Ahora vamos a ponerle nombre, ¿cómo quieres que se llame?-Emmm... Oliva!- Jajajaja ! Me encanta su nombre, muy bien! . Ahora vomos a colocar a la oveja Oliva, con el resto de sus compañeras, en su rebaño. Quiero que observes despacio, ¿Puedes diferenciar a Oliva del resto de sus compañeras?- Pues... No, son todas iguales. Muy bien!, Ahora te voy a presentar a una nueva oveja, ésta tampoco tiene nombre, es igual de lanuda que Oliva pero de color negro, ¿te la puedes imaginar?-Sí! La estoy acariciando, mamá.  Genial!, eres muy buena creando imágenes en tu cabecita, Carla! Ahora fijate muy bien en ella, al igual que hiciste con oliva, y...

El corazón de Noa

Es fácil para cualquier niño, mostrar sus sensaciones y sentimientos, ante cualquier tipo de situaciones, incluso en las etapas más inmaduras de su desarrollo. Por ejemplo, ahora mismo, en la esquina de la calle Tronsweels, junto a la panadería de las hermanas Marsons, una madre con un precioso bebe que descansa plácidamente en su carrito ajeno al resto del mundo, espera mientras mira su reloj cada vez con mayor frecuencia. En ese mismo instante, pasa la señora Gendrow, como cada día, en busca de su baguette recien horneada que ya le está esperando, bien empaquetada, en lo alto del mostrador de la panadería. La señora Gendrow, es conocida en el barrio como la señora Engendro, dadas sus peculiaridades físicas. Pues bien, como iba contando, cuando la señora Engen…, perdón, Gendrow se acerca suavemente al bebe, el cual estaba observando en ese preciso momento como una mariposa revoloteaba alrededor de las hermosas petunias que adornaban la acera delante de la panadería. Y al ver có...

El corazón de Noa

Es fácil para cualquier niño, mostrar sus sensaciones y sentimientos, ante cualquier tipo de situaciones, incluso en las etapas más inmaduras de su desarrollo. Por ejemplo, ahora mismo, en la esquina de la calle Tronsweels, junto a la panadería de las hermanas Marsons, una madre con un precioso bebe que descansa plácidamente en su carrito ajeno al resto del mundo, espera mientras mira su reloj cada vez con mayor frecuencia. En ese mismo instante, pasa la señora Gendrow, como cada día, en busca de su baguette recien horneada que ya le está esperando, bien empaquetada, en lo alto del mostrador de la panadería. La señora Gendrow, es conocida en el barrio como la señora Engendro, dadas sus peculiaridades físicas. Pues bien, como iba contando, cuando la señora Engen…, perdón, Gendrow se acerca suavemente al bebe, el cual estaba observando en ese preciso momento como una mariposa revoloteaba alrededor de las hermosas petunias que adornaban la acera delante de la panadería. Y al ver có...

LOS GRITOS DE LA LUNA

- Mamá, ¿porqué grita la luna?, ¿es que acaso está asustada?- Preguntó con su inocencia a flor de piel y su alma abierta al mundo. Con esa mirada que sólo se tiene en la infancia de pura curiosidad, sin límites ni contaminada por las miradas ajenas llenas de sucia adultez. - ¿Gritando?... ¿ tú crees?... ummm, yo la veo como siempre- Me quedé por un momento pensativa, y de nuevo prosiguió contrariada. - No mamá. ¿Es que no la ves?... ¡Ya lo sé! está aburrida y por eso grita, está esperando que vaya alguien a jugar con ella y llama a voces para que alguien la escuche... Vamos mamá, tenemos que hacer algo, ¡tenemos que ayudarla!- Sin saber cómo, Paulita estaba decidida a ayudar a la luna. La pequeña no veía ningún obstáculo que le impidiera lograr su propósito. Con paso firme se dirigió a la casa mientras yo seguía sus pasos con la torpeza de la madurez, y la mirada ignorante de la sabiduría que no es capaz de comprender. Con gran contundencia y mirada serena me pidió que le ayudase...

LOS GRITOS DE LA LUNA

- Mamá, ¿porqué grita la luna?, ¿es que acaso está asustada?- Preguntó con su inocencia a flor de piel y su alma abierta al mundo. Con esa mirada que sólo se tiene en la infancia de pura curiosidad, sin límites ni contaminada por las miradas ajenas llenas de sucia adultez. - ¿Gritando?... ¿ tú crees?... ummm, yo la veo como siempre- Me quedé por un momento pensativa, y de nuevo prosiguió contrariada. - No mamá. ¿Es que no la ves?... ¡Ya lo sé! está aburrida y por eso grita, está esperando que vaya alguien a jugar con ella y llama a voces para que alguien la escuche... Vamos mamá, tenemos que hacer algo, ¡tenemos que ayudarla!- Sin saber cómo, Paulita estaba decidida a ayudar a la luna. La pequeña no veía ningún obstáculo que le impidiera lograr su propósito. Con paso firme se dirigió a la casa mientras yo seguía sus pasos con la torpeza de la madurez, y la mirada ignorante de la sabiduría que no es capaz de comprender. Con gran contundencia y mirada serena me pidió que le ayudase...

Corazón de cartón

Imagen
-¡Sólo es de juguete!- Le decía una y otra vez la pequeña niña de trenzas pelirrojas, vestido de cuadros y zapatos embarrados. Mientras, la miraba sorprendida, e insistiendo le volvía a decir con tono burlón -¿ Es que acaso no lo ves?, es sólo un juguete, ¡no se mueve!- En ese momento el rostro de Carla se inundó por lágrimas de injusticia, permaneciendo inmóvil, inexpresiva, observando lo que sus manos escondían, protegiéndo del frío, de la lluvia torrencial que ahogaba su dolor, que disolvía su alma, y de las palabras afiladas de sus compañeros de la guardería. Todos uno a uno fueron, curiosos, encerrando en un círculo a las dos pequeñas. Aquella situación llamó la atención de la profesora quien tomó la iniciativa y comenzó a poner orden de inmediato, disolviendo el corro. -A ver, peques, ¿ Quién me puede decir lo que está ocurriendo aquí?, ¿qué te sucede Carlita, acaso te has hecho daño? - - ¡Yo... yo lo se profe!, Carla ha cogido el pajarito de cartón de la jaula y ¡no me lo p...

Corazón de cartón

Imagen
-¡Sólo es de juguete!- Le decía una y otra vez la pequeña niña de trenzas pelirrojas, vestido de cuadros y zapatos embarrados. Mientras, la miraba sorprendida, e insistiendo le volvía a decir con tono burlón -¿ Es que acaso no lo ves?, es sólo un juguete, ¡no se mueve!- En ese momento el rostro de Carla se inundó por lágrimas de injusticia, permaneciendo inmóvil, inexpresiva, observando lo que sus manos escondían, protegiéndo del frío, de la lluvia torrencial que ahogaba su dolor, que disolvía su alma, y de las palabras afiladas de sus compañeros de la guardería. Todos uno a uno fueron, curiosos, encerrando en un círculo a las dos pequeñas. Aquella situación llamó la atención de la profesora quien tomó la iniciativa y comenzó a poner orden de inmediato, disolviendo el corro. -A ver, peques, ¿ Quién me puede decir lo que está ocurriendo aquí?, ¿qué te sucede Carlita, acaso te has hecho daño? - - ¡Yo... yo lo se profe!, Carla ha cogido el pajarito de cartón de la jaula y ¡no me lo p...