LOS GRITOS DE LA LUNA

- Mamá, ¿porqué grita la luna?, ¿es que acaso está asustada?- Preguntó con su inocencia a flor de piel y su alma abierta al mundo. Con esa mirada que sólo se tiene en la infancia de pura curiosidad, sin límites ni contaminada por las miradas ajenas llenas de sucia adultez.
- ¿Gritando?... ¿ tú crees?... ummm, yo la veo como siempre- Me quedé por un momento pensativa, y de nuevo prosiguió contrariada.
- No mamá. ¿Es que no la ves?... ¡Ya lo sé! está aburrida y por eso grita, está esperando que vaya alguien a jugar con ella y llama a voces para que alguien la escuche... Vamos mamá, tenemos que hacer algo, ¡tenemos que ayudarla!-
Sin saber cómo, Paulita estaba decidida a ayudar a la luna. La pequeña no veía ningún obstáculo que le impidiera lograr su propósito. Con paso firme se dirigió a la casa mientras yo seguía sus pasos con la torpeza de la madurez, y la mirada ignorante de la sabiduría que no es capaz de comprender.
Con gran contundencia y mirada serena me pidió que le ayudase a inflar los globos que quedaron rezagados en su sexto cumpleaños diciendo -Pobres globitos, nunca habíais ayudado a nadie, pero ¿veis?, ya os lo decía yo, os estaba guardando para una ocasión importante, ¡ahora es vuestro momento!-
Diez hermosos globos de colores inflamos entre las dos, y con mirada cómplice y sonrisa sabor fresón los ató con un lazo rosa y abrió el balcón.
- luna lunera
Luna de trapo
Olvida tus miedos
¡Y juega un rato!
Y diciendo estas palabras soltó los globos permaneciendo un rato con la mirada iluminada, y la sonrisa tatuada en el pecho.
- Ves mamá, siempre se puede ayudar a alguien, sólo hay que saber cómo hacerle feliz. La luna esta noche jugará con mis globos y yo soñaré que juego con ella-
Y así sin más, se puso a jugar con sus muñecos, con la serenidad y la certeza de saber que ha cumplido con su corazón.

 Dedicado a mi Paulita y su mamá, siempre juntas. Os quiero.
                                        Inés García Écija