Árbol caído

Tan fuerte soplaba aquel vendaval que terminó derribando el árbol más alto, grueso y viejo del jardín. El viento le mordió fuertemente con sus fauces hasta terminar con su vida y cayó como pluma que se deja dominar, arrastrada por el aire. En ese mismo instante, mientras el tiempo parecía pausarse y frente a mí se desvanecían más de cien años de longevidad, supe que ya era tarde para encontrarte, aún sin haber sido hasta ese momento consciente, que todo a mi alrededor estaba lleno de tu ausencia. 

                        Inés García  Écija

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