Entradas

Hechos

Hechos de personas Hechos de besos Hechos de sonrisas Hechos de tiempo Hechos de dolor Hechos de viento Hechos de suspiros De todo, de nada Hechos.                                              Inés García Écija

Hechos

Hechos de personas Hechos de besos Hechos de sonrisas Hechos de tiempo Hechos de dolor Hechos de viento Hechos de suspiros De todo, de nada Hechos.                                              Inés García Écija

Madre

Son tus ojos, opaco duelo desgastado. Es tu rostro, belleza quebrada y llanto. Son tus manos, rotas de esfuerzo. Es tu silencio, grito de ausencia lleno. Lágrimas secas de sal y desierto se retuercen y estremecen En la aridez de tus senos.                                                      Inés García Écija

Madre

Son tus ojos, opaco duelo desgastado. Es tu rostro, belleza quebrada y llanto. Son tus manos, rotas de esfuerzo. Es tu silencio, grito de ausencia lleno. Lágrimas secas de sal y desierto se retuercen y estremecen En la aridez de tus senos.                                                      Inés García Écija

Nótame cerca

Nótame cerca. Porque el viento me lleva cada noche a tus sueños. Porque tus sueños viajan cada noche a mi mente.                                                 Inés García Écija

Nótame cerca

Nótame cerca. Porque el viento me lleva cada noche a tus sueños. Porque tus sueños viajan cada noche a mi mente.                                                 Inés García Écija

Pensamiento 90

El amor más puro, sólo es para unas cuantas personas privilegiadas, sólo para las elegidas, aquellas que nacen destinadas para ello. A veces es un amor tan puro que resulta hasta arrogante. A veces es un amor tan único en el mundo que el propio destino lo desea, y se enfurece. ..se encela y enloquece.  Tanto deseo de él tiene el destino, que lo arrebata de la única forma que sabe será para siempre, ya que no sólo quita la vida a un amante sino que mata al otro en vida.  El destino es envidioso, no soporta ver que alguien puede llegar a alcanzar algo más poderoso que su propio ser.                                            Inés García Écija