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Árbol caído

Tan fuerte soplaba aquel vendaval que terminó derribando el árbol más alto, grueso y viejo del jardín. El viento le mordió fuertemente con sus fauces hasta terminar con su vida y cayó como pluma que se deja dominar, arrastrada por el aire. En ese mismo instante, mientras el tiempo parecía pausarse y frente a mí se desvanecían más de cien años de longevidad, supe que ya era tarde para encontrarte, aún sin haber sido hasta ese momento consciente, que todo a mi alrededor estaba lleno de tu ausencia.                          Inés García  Écija

Árbol caído

Tan fuerte soplaba aquel vendaval que terminó derribando el árbol más alto, grueso y viejo del jardín. El viento le mordió fuertemente con sus fauces hasta terminar con su vida y cayó como pluma que se deja dominar, arrastrada por el aire. En ese mismo instante, mientras el tiempo parecía pausarse y frente a mí se desvanecían más de cien años de longevidad, supe que ya era tarde para encontrarte, aún sin haber sido hasta ese momento consciente, que todo a mi alrededor estaba lleno de tu ausencia.                          Inés García  Écija

Siempre a retazo, siempre incompleta

Seré  para ti, la versión que quieras ver de mí.                                                Inés García Écija

Siempre a retazo, siempre incompleta

Seré  para ti, la versión que quieras ver de mí.                                                Inés García Écija

Distancia

A veces tus dedos son tan distantes cuando recorren mi piel, que los siento como gotas de lluvia frías de otoño, cayendo lentamente y resbalando ligeras, para así, no contagiarse de mi soledad.                                              Inés García Écija

Distancia

A veces tus dedos son tan distantes cuando recorren mi piel, que los siento como gotas de lluvia frías de otoño, cayendo lentamente y resbalando ligeras, para así, no contagiarse de mi soledad.                                              Inés García Écija

Pensamiento 128

Sólo sentimos necesidades cuando conocemos la existencia de lo necesitado.                                                Inés García Écija