Y sueñan el silencio y la luna que se acarician
Y sueñan los deseos que se cumplen
Y sueñan mis sueños que acarician con paciencia tu tiempo
Y al despertar vuelan libres y livianos los sueños
y algunos caen por su peso, como semillas que engendra el misterio
Y crecen, y se espanden y se hacen eternos
Llenando los espacios de antiguos besos, con caricias, susurros y nuevos sueños.
Inés García Écija
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