Son sus ojos humo,

Latido apagado de vida.

Son huellas de su pasado,

Son hiedra.

Son ruina.

Silencio.

Que nadie los escuche,

Que nadie los levante,

Silencio.

Que apaguen su lamento,

Que callen,

Que sonrían.

Y bajo su piel curtida,

Sueños profundos 

De esperanza y vida.


Inés García Écija

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